LAS 3 TETAS
Agrupacion de arte alternativo
“En Chile, el arte público se tiende a asociar a monumentos conmemorativos, al muralismo de las brigadas o a lo que se conoce como arte callejero o street art. Entonces, las expansiones de la escultura, de la performance, del arte neoconceptual o neovanguardista, e incluso de la pintura hacia la calle, no han logrado armar un corpus de obra para empezar a desarrollar un concepto de arte público en Chile”.
“La Calle No Calla”
Historia del Arte Urbano en Chile
Cuando las diferentes voces sociales no son escuchadas en las instancias establecidas, cuando el desconocimiento y la desinformación se transforman en indiferencia o resignación, cuando la ciudad deja de pensar y sólo avanza, ahí es cuando realmente hay que gritar. Pero cuando no existe un espacio en donde hacerlo, no queda más que apoderarse de las calles, los muros, la señalética y los paraderos del transporte público para decirle al habitante urbano, que está habitualmente en movimiento, ocupado y distraído, que despierte.
“La calle no calla”, es una de las frases recurrentes que encontramos sobre muros viejos y estructuras abandonadas. Y es que el arte vive y respira en las calles, día a día, mediantes diversas formas, colores y figuras.
Las primeras manifestaciones de esta nueva cultura de calles se dieron en las zonas marginales de Estados Unidos, principalmente pobladas por inmigrantes latinos y negros. En una primera instancia, se dieron los rayados de murallas como forma de marcar un territorio en específico, por lo que consistía en el nombre de quién realizaba la acción. Posteriormente se fueron añadiendo más elementos a esto, como la estética y la intrepidez en los lugares a los cuáles se podía llegar para marcar.
Y es que el Graffiti corresponde a una marca del espacio urbano, un signo que delimita el ámbito del escritor o dibujante que lo traza en las paredes, por lo que su primer objetivo es la visibilidad.
En Chile las primeras intervenciones urbanas tuvieron sus inicios más fuertes con la creación de la Brigada Ramona Parra (BRP) en 1968, nombre que lleva la brigada muralista del Partido Comunista. Conformada en su mayoría por personas que no poseían mayores conocimientos sobre arte, realizaron una gran cantidad de murales que desde entonces se han transformado en un clásico del partido de izquierda.
Mural realizado por la Brigada Ramona Parra
La finalidad de estos murales era entregar un mensaje con contenido a los transeúntes comunes y corrientes, por lo que se desarrollaron dos aspectos característicos para cumplir esta misión. Primero los murales son comúnmente realizados en zonas estratégicas, como plazas emblemáticas o comunas marginales. Por otro lado existe toda una iconografía que caracteriza este estilo que incluye elementos como la espiga, el puño, la estrella, las aves, y los trabajadores. Uno de sus miembros explica que “los medios nunca estuvieron en manos de los trabajadores de la izquierda. Por eso uno se toma los muros como si fueran diarios. Los muros tienen que hablar”
Pero sin duda es a finales de los años ’80 y principios de los ’90 que estas manifestaciones toman mayor fuerza, creándose diferentes colectivos y agrupaciones dedicadas a realizar intervenciones urbanas. Uno de los personajes más emblemáticos en este sentido es Cekis, (Nelson Rivas), quien comenzó pintando las calles de Santiago para terminar en la actualidad en Brooklyn, EEUU, trabajando como muralista. Su trabajo además de transformarse en una influencia para gran cantidad de jóvenes en Chile ha logrado encontrar espacio en diferentes galerías de arte, tanto en Chile como en diversas ciudades de Estados Unidos.
Hoy en día vemos que esta tendencia de apropiarse de los espacios comunes se hace cada vez más potente, a pesar del desarrollo establecido de la arquitectura y el diseño. Cada vez existen más formas de intervención ciudadana, ya no sólo abarcando murales y gaffitis sino cualquier tipo de manifestación creada por y para el transeúnte común y corriente.
El Colectivo Grifo: Un Chorro de Buena Onda es uno de los tantos colectivos que se han creado para intervenir los espacios públicos en busca de un lugar mediante el cual entregar un mensaje al poblador común y corriente. Ellos no pertenecen a ningún partido político, pues su finalidad no es hacer consignas, sino dedicarse al denominado Activismo Urbano Contemporáneo. Su búsqueda está enfocada a “comunicar cosas positivas a las personas, comunicar cosas positivas a la ciudad, que la comunicación masiva puede ayudar a organizarnos, a vivir mejor”, afirmando que “los hombres vivimos juntos para facilitarnos las cosas, o para no sentirnos tan solos”.
Intervención del Colectivo Grifo
Este grupo representa de manera más fiel una de las características intrínsecas del arte callejero: cualquiera puede realizarlo. No es necesario ser un gran pintor, ni un gran dibujante para poder intervenir en alguna muralla o paradero, pues la idea es que además de que se genere bajo un cierto grado de anonimato, cualquiera pueda hacerlo. Tomando esto como fundamento, y velando por el mensaje por sobre el mensajero, es que el Colectivo Grifo ha decidido subir a internet todos sus diseños con sus consignas para que cualquiera pueda descargarlo, imprimirlo y repartirlo por su barrio de manera libre.
Otro colectivo creado en el último tiempo son los HNOS 56.02, formado por cuatro jóvenes arquitectos que buscan “transformar elementos existentes, cotidianos, en desuso y a veces hasta molestos de la ciudad, en un medio de expresión artístico”. Si bien en este caso se podría decir que son intervenciones un poco más profesionalizadas, de igual manera logran entregar un mensaje al público que transita al lado de las cajas de iluminarias, materia prima de este grupo.
Y es que si hacemos un recorrido por el arte callejero, o arte urbano, vemos que es una manifestación artística que mezcla arte, cultura, arquitectura y sociología. No sólo son medios expresivos que transmiten mensajes que muchas veces no tiene cabida dentro de los medios establecidos. También son un reflejo de las problemáticas sociales, de las nuevas tendencias, son un método de organización colectiva y una forma de entregarle vida a las calles por las que habitualmente caminamos sin detenernos a reflexionar.
Catalina Scott, sicóloga de profesión y fotógrafa aficionada, ha trabajado muy de cerca el desarrollo del arte urbano, a través de la fotografía. La recopilación de parte de su trabajo fue montada en la exposición “La calle no calla: imagen y posmodernidad”, realizada en el Centro de Estudios Para el Desarrollo Urbano Contemporáneo (DUC) en Valparaíso.
Durante el proceso de fotografía, ha descubierto que “si bien, las obras han comenzado a ser reconocidas, éstas siguen siendo relativamente marginales y por ahora, el anonimato es un valor que no se transa”. Además, reconoce que “lo mejor es que las imágenes salen al encuentro del peatón y que no necesiten mediadores, curadores ni gestores culturales. Hay una multiplicidad de voces que no callan y que al ser advertidas consiguen visibilidad. Una visibilidad que al ser recopilada construye una estética especial de la jungla callejera”